Capítulo .- 9 "Desarrollo y Subdesarrollo"

 

9. DESARROLLO  Y  SUBDESARROLLO

9.0 Introducción 

   Si la economía se considera una materia difícil de entender y controlar,  el desarrollo y subdesarrollo ,es también un tema complejo por la cantidad de variables  a estimar antes de saber si una economía es desarrollada o subdesarrollada .  Algunas de esta variables son las siguientes :

        -La educación en el desarrollo económico. 

        -El producto interno bruto y sus efectos en el desarrollo.

        -El empleo tanto en lo económico como lo social.

        -El desempleo su medición y causas. 

        -La depresión causada por el desempleo y sus efectos en el desarrollo y la pobreza. 

        -La cantidad de población, natalidad y sus efectos. 

        -La economía en el desarrollo. 

        -La acumulación e industrialización.

        -Las teorías de la Dependencia y Marxistas. 

        -Teorías ortodoxas. 

        -Las economías en vías de desarrollo y sus efectos en Chile. 

        -Sistemas económicos y sus ventajas. 

        -La economía Chilena su Agricultura, Silvicultura, Minería, Industria y Comercio Exterior. 

        -Análisis  del comportamiento de los países integrantes del G7.

 Ver estos efectos en nuestra propia economía y a través de todas estas variables creemos que podemos estar en condiciones de analizar la estructura económica y social de algún país para poder sacar conclusiones legitimas de sus posibilidades futuras de alcanzar un desarrollo tanto económico y social en el largo plazo como a su vez en el corto plazo y por el contrario poder afirmar que países, con un análisis a consciencia, no estarán nunca en posibilidades verdaderas de alcanzar este desarrollo. 

Estamos dispuestos a seguir perfeccionando este trabajo tal de retomarlo en  futuras asignaturas económicas, con tal objeto agradecemos cualquier crítica o sugerencia, como a su vez una discusión del tema en busca del mejor método para entender estos conceptos y poder entenderlos  de una  forma más clara  a alumnos que vienen en cursos interiores. 

 

9.1 Educación y desarrollo económico

 En la actualidad tiene una gran relevancia el estudio de las relaciones mutuas entre el desarrollo económico de un país y la atención educativa.

Considerando los logros educativos en todo el mundo los organismos internacionales a menudo se refieren a países desarrollados como opuesto a países en vías de desarrollo. Con estos términos se hace referencia al desarrollo alcanzado por un pueblo, medido con los datos del  Producto Interior Bruto (PIB)  y de la renta per cápita. Otras características, como la vida artística o la condición moral o política no son consideradas en la definición de país desarrollado o en vías de desarrollo. Sin embargo la relación entre el desarrollo económico y el nivel de educación de un país se reconocen como variables muy cercanas e interdependientes.

Ocasionalmente, en vez de la expresión país en vías de desarrollo se emplea la de Tercer Mundo. Además como muchos de los países con serios problemas económicos y educativos están en el hemisferio sur, sobre todo en el continente africano al sur del desierto del Sahara, el desarrollo se evalúa en términos del área geográfica: se contrasta la prosperidad del norte con la pobreza del hemisferio sur.

Comenzando desde un grado bastante alto de alfabetización en 1980, los países desarrollados esperan conseguir la desaparición del analfabetismo al final del siglo XX. La diferencia entre los hombres y las mujeres respecto de la alfabetización, bastante pequeña, tiende a reducirse aún más.

En los países en vías de desarrollo se espera una mejora de la situación. En algunos casos los niveles conseguidos por los países desarrollados serán alcanzados por los países en vías de desarrollo hacia el año 2000. Así, la diferencia señalada en los ejemplos puede ser superada en una sola generación.

Las oportunidades educativas dadas a las mujeres en los países en vías de desarrollo, aunque han mejorado, se mantienen marcadamente peor que aquéllas ofrecidas a los hombres. Superar esta deficiencia es uno de los objetivos en que están comprometidos los sistemas educativos nacionales y los organismos internacionales que los apoyan.

9.2 Producto interior bruto (PIB)

Es el valor total de la producción de bienes y servicios de un país en un determinado periodo (por lo general un año, aunque a veces se considera el trimestre), con independencia de la propiedad de los activos productivos. Por ejemplo, la producción de las empresas españolas instaladas en Argentina son parte del PIB argentino y no del español. Casi todos los países industrializados consideran que el PIB es el mejor indicador de la actividad económica pero, hasta principios de la década de 1990, Alemania, Japón y Estados Unidos preferían utilizar el producto nacional bruto (PNB), que es la suma total de todos los ingresos percibidos por los residentes de un país, independientemente de dónde se sitúen sus activos productivos; así, los ingresos percibidos por una empresa española radicada en Argentina se considerarán parte del PNB español, y no del argentino.

El PIB engloba el consumo privado, más la inversión, el gasto público, la variación en existencias y las exportaciones netas (las exportaciones menos las importaciones). Al principio, el PIB pretendía reflejar la aportación a la producción de un país de los distintos sectores: agricultura, industria y servicios. En los países más industrializados, los servicios representan entre el 60 y el 70% del PIB, la industria entre el 25 y el 40% y la agricultura menos del 5%. Por supuesto, siempre hay excepciones. La contribución de la agricultura al PIB supera el 5% en Irlanda y Nueva Zelanda. La contribución de los servicios al PIB estadounidense supera el 70% y en Japón la industria representa más del 40% de su PIB. 

El PIB suele calcularse a precios de mercado; sin embargo, si se restan los impuestos indirectos y se suman los subsidios y las transferencias del Estado se obtiene el PIB al coste de los factores, lo que permite una visión más precisa de la remuneración de cada factor de producción. También puede calcularse a precios constantes (lo más habitual) o a precios corrientes (que no tienen en cuenta los efectos de la inflación). El PIB se puede establecer de tres maneras: sumando el valor de todos los bienes y servicios producidos; sumando todos los gastos invertidos en bienes y servicios; o sumando la remuneración de todos los factores productivos. En teoría, los tres métodos de cálculo deben ofrecer un mismo resultado, puesto que la producción tiene que ser igual al gasto, que a su vez es igual a los ingresos. Sin embargo, es imposible calcular con absoluta precisión el PIB, aunque sólo sea porque siempre existe cierta economía sumergida (actividades no declaradas de forma oficial); por ejemplo, en Italia existe una importante economía sumergida estimada en torno al 20% de toda la actividad económica, aunque para algunos analistas es algo superior. 

Uno de los indicadores del nivel de vida de un país viene dado por el PIB per cápita que no es más que el valor del PIB total dividido por el número de ciudadanos. Esta cifra suele darse en dólares estadounidenses para facilitar las comparaciones entre países. Si el PIB crece más deprisa que la población, se considera que aumenta el nivel de vida. Si la población crece más deprisa que el PIB se dice que el nivel de vida disminuye. Dado que el PIB per cápita no tiene en cuenta el coste de la vida de cada país, ciertos analistas consideran que es mejor valorar el nivel de vida en función de la paridad del poder adquisitivo (PPA), la cual se establece en una escala de uno a 100, siendo el poder adquisitivo igual a 100. Otro indicador del nivel de vida es el índice de desarrollo humano, publicado por primera vez por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990. Tiene una escala de uno a 100 y tiene en cuenta el PIB per cápita, el grado de alfabetización y la esperanza de vida de la población.

De la tabla 20 del anexo se han tomado valores de algunos países y así poder construir esta tabla para luego graficar sus datos y mostrar como fue variando anualmente el porcentaje del Producto Interno Bruto por habitante durante los años 1990 al 1996 y así dar cuenta que en Chile este porcentaje es muy superior en promedio al del resto de los países de Latino América, no presentando en estos años porcentajes negativos ni grandes fluctuaciones como sus similares.  Y con ello asegurando una variable importante dentro del desarrollo económico.  

 

 

 

Evolución del P.I.B total (tasas anuales de variación)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Años

Chile

Argentina

Brasil

Perú

Bolivia

Colombia

Ecuador

1990

1,6

-1,5

-6,3

-1,7

2,3

1,8

-2,0

1991

5,4

8,0

-1,5

0,9

2,8

-0,4

2,9

1992

8,7

6,9

-2,6

-2,6

-0,8

2,0

1,3

1993

4,2

3,9

3,0

4,0

1,7

3,1

0,3

1994

2,5

5,3

4,2

12,0

2,2

4,3

2,5

1995

6,5

-5,9

2,5

5,9

1,3

3,9

0,5

1996

5,2

2,2

1,8

0,2

1,8

1,7

-0,3


 

Analizando estos datos y confirmándolo con la regresión siguiente nos damos cuenta que estas cifras alcanzarán niveles de países desarrollados en pocos años más lo que conlleva a reafirmar nuestra hipótesis de que chile será algunos años un país desarrollado. 

Y = - 597.01428 + 0.3 *

Donde Y es el P.I.B. y X es el tiempo (medido en unidades años). 

 

9.3  Empleo

Utilización de un individuo por personas o instituciones para obtener su trabajo a cambio de un salario u otro tipo de pago. Esto se diferencia, por ejemplo, de la servidumbre o de la esclavitud, casos en los que el empleo no se ofrece en condiciones de libertad a cambio de un pago y tampoco implican un costo para el empresario. En economía, el término empleo también hace referencia a otros factores de producción, como la tierra y el capital, pero en el sentido corriente se refiere a la utilización de trabajadores asalariados. El empleo suele excluir a aquellos trabajadores que no cobran, como las amas de casa o los voluntarios. El autoempleo representa una parte importante del empleo total, entre la cuarta y la mitad de la fuerza laboral de los países en desarrollo, donde cada individuo trabaja y se paga a sí mismo. También hay que destacar a los trabajadores independientes y el trabajo temporal, casos en los que un empleado individual realiza un contrato para ofrecer sus servicios sin por ello pasar a ser un asalariado a tiempo completo. Otras formas de empleo incluyen el migratorio, el trabajo a tiempo parcial y los contratos por obra.

Se suele distinguir entre el empleo en el sector agrícola, en el industrial y en el de servicios. El desarrollo económico mundial ha mostrado un desplazamiento de la actividad laboral desde los dos primeros sectores hacia el de servicios, a medida que la economía se va desarrollando. Las predicciones sobre el futuro desarrollo del empleo parecen sugerir un crecimiento del autoempleo y de los contratos laborales irregulares en las economías desarrolladas, donde los trabajadores venderán sus capacidades a las diversas instituciones. Esto implica un modelo de empleo cada vez más inestable y flexible, debido a la enorme competencia global por el trabajo. Sin embargo, es probable que el subdesarrollo de amplios sectores del Tercer Mundo limite las oportunidades laborales de gran parte de la población mundial, confinándola a una agricultura de subsistencia.

Los términos y condiciones del empleo han sido, a lo largo de la historia, uno de los aspectos más controvertidos de esta problemática, dado sus efectos sobre el nivel de vida de los trabajadores y el bienestar de la sociedad. La explotación infantil y otros abusos del sistema industrial son una parte inherente en la evolución del empleo moderno. Los organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo proponen normas generales sobre condiciones de empleo. El número de horas laborales, el seguro de enfermedad, las vacaciones y otros beneficios de los trabajadores se han logrado tan sólo después de una ardua lucha entre los sindicatos o asociaciones de profesionales y los empresarios, siempre reacios a reducir su margen de beneficios debido al aumento de los costos. Estos costos son uno de los principales factores que han provocado el actual cambio en los modelos laborales, alejándose del empleo a tiempo completo. De forma análoga, la negociación colectiva es uno de los aspectos de las relaciones laborales que reflejan la estructura tradicional del empleo en la que los empresarios y los trabajadores se encuentran enfrentados. Ciertas empresas, en Japón, han intentado suprimir esta división imponiendo los mismos uniformes y los mismos comedores a todos sus trabajadores, repartiendo beneficios entre todos ellos y garantizando, en algunos casos, un puesto de trabajo fijo de por vida.

La problemática del empleo ha estado sujeta a numerosas intervenciones estatales, y la mayoría de los países aspiran (al menos en teoría) a conseguir el pleno empleo, es decir, a que todos quienes quieran trabajar puedan hacerlo. La educación de adultos y las prácticas son temas esenciales en el momento de erradicar el desempleo, y poder lograr así una sociedad estable y próspera. La igualdad de oportunidades y la legislación que pretende lograr igual salario a igual trabajo son también esfuerzos habituales desarrollados por los gobiernos para aumentar al máximo las oportunidades de empleo. El empleo, como conflicto económico, no puede desvincularse del contexto social, cultural y político de los distintos países.

 

9.4  Economía del desarrollo

 

Es la rama de la ciencia económica que trata de estudiar los procesos de desarrollo económicos. ¿Qué etapas atraviesa una economía desde las formas más simples de organización y producción hasta las complejas organizaciones productivas de los países industrializados modernos? Esta es la gran pregunta que trata de contestar la economía del desarrollo. En las sociedades primitivas las personas vivían en pequeñas comunidades que se autoabastecían recolectando lo que les ofrecía la naturaleza: alimentos, pieles, leña, hasta que se agotaban los recursos y se desplazaban a otro lugar. Uno de los primeros adelantos tecnológicos fue el que permitió la transición de la vida nómada a las sociedades sedentarias agrarias, que constituyen la base de las sociedades actuales.

Los economistas distinguen entre dos conceptos: crecimiento, que permite obtener mayores cantidades de los mismos bienes, utilizando los mismos procesos productivos, y desarrollo, que consiste en un crecimiento a partir de un cambio tecnológico y estructural. Por lo común, las primeras etapas que atraviesa una economía se caracterizan por el predominio de la agricultura; más tarde, la economía se desarrolla, al adquirir mayor importancia los sectores industriales y de servicios (entre estos últimos se incluye la administración, la defensa, los transportes, las finanzas, los seguros, la banca y todas aquellas tareas que no implican la fabricación de bienes, es decir, las tareas desempeñadas por abogados, contables o auditores, profesores o peluqueros).

Una de las etapas más importantes en los procesos de desarrollo de las economías es aquella en la que aparecen los mercados y el dinero. Las personas siempre han tenido que alimentarse, pero cuando para ello acuden a un restaurante y pagan para que otra persona les prepare los alimentos, aparece el sector de la hostelería, y pasa a formar parte de lo que se denomina producto interior bruto (PIB). Para que haya desarrollo es imprescindible que la economía se especialice y aparezca la división del trabajo: a medida que las personas van desempeñando funciones más específicas y aumenta el nivel de producción, la producción per cápita, o lo que es lo mismo, la productividad del trabajo, aumenta. Este cambio organizativo es una parte tan importante del progreso tecnológico como lo es la invención de una nueva máquina o un descubrimiento científico.

Otra clave fundamental cuando se habla de desarrollo es la relativa a la pobreza. La economía de un país poco desarrollado puede definirse como pobre; ésta puede crecer y crear riqueza y, sin embargo, dejar a grandes capas de la población sumidas en la miseria. Durante la segunda mitad del siglo XX se ha empezado a tener conciencia de las dificultades que atraviesan la mayoría de los países en vías de desarrollo, muchos de los cuales fueron antiguas colonias de los países industrializados. Por ello, el término ‘economía del desarrollo’ ha pasado a ser sinónimo del estudio de las soluciones que podrían aplicarse en estos países para erradicar la pobreza. De igual forma, los historiadores económicos han analizado los procesos de desarrollo de los países industrializados y coinciden en que éstos también fueron en algún momento ‘subdesarrollados’. La mayor parte de la historia económica versa pues sobre la historia del desarrollo económico.

 

9.5 Acumulación e industrialización

 

Existen muchas y muy diversas teorías sobre el crecimiento y el desarrollo. Las más básicas subrayan la importancia de los procesos de acumulación de los principales factores de producción: el trabajo y el capital. El otro gran factor productivo, la tierra, es el punto de partida de toda actividad económica. El capital se acumula mediante el ahorro. La teoría parte de la idea de que cuanto más capital per cápita exista, más podrá producir cada persona. Una persona puede excavar con las manos, pero excavará más con un pico y una pala, y mucho más si utiliza una excavadora. Es evidente que no se trata sólo de tener capital, sino de la clase de capital que se utilice y de la efectividad con la que se aplique; por tanto, lo más importante es la tecnología. Las teorías actuales también se interesan por el concepto de capital humano, el capital además de lo que se invierte en maquinaria e infraestructuras, es también lo que se invierte en las personas: la educación y la buena salud de la población inciden de forma positiva sobre la productividad del trabajo.

Las teorías sobre la acumulación están muy relacionadas con las de la industrialización. Para los expertos en desarrollo, y sobre todo para los intelectuales de países en vías de desarrollo, la industrialización es casi un sinónimo de desarrollo económico. Durante las décadas de 1960 y 1970, cuando los países del Tercer Mundo estaban superando la etapa colonialista y adquiriendo su independencia política, los países industrializados tenían una enorme ventaja, la superioridad económica. Eran los colonizadores, y habían utilizado su poder para frenar el crecimiento de los países del Tercer Mundo, relegándolos a la producción de bienes primarios, obligándolos a producir las materias primas que demandaba el mundo industrial e impidiendo que se convirtieran en economías industriales. El debate sobre el desarrollo se produce entre puntos de vista más o menos radicales que subrayan las dificultades a las que se enfrentan los países menos industrializados del mundo, y aquellos otros puntos de vista más ortodoxos que resaltan la importancia del potencial que tiene cada país para desarrollarse, aunque se necesite la ayuda exterior de los países industrializados.

 

9.8 Teorías de la dependencias y Marxistas

 

Karl Marx no estudió directamente el desarrollo, pero sin duda influyó —con algunos pasajes de su obra— sobre el pensamiento relativo al desarrollo económico. Marx sostenía que el capitalismo fomentaría el desarrollo al romper con los ‘modos de producción’ precapitalistas que, según él, predominaban en las colonias. Ésta era una de las partes de su teoría por etapas, según la cual las economías progresarían, inevitablemente, desde el capitalismo, pasando por el socialismo, hasta el comunismo. Sus ideas respecto a las relaciones entre clases sociales, sobre los conceptos de explotación, plusvalía y la importancia que confería a la acumulación de capital, claves todas ellas de la economía marxista, influyeron aún más sobre las teorías del desarrollo.

 

Teorías de la dependencia

 

Existen otra serie de teorías, menos marxistas pero también radicales, conocidas como teorías de la dependencia. Están muy difundidas en Latinoamérica, pero también cuentan con defensores en otros países. Las teorías de la dependencia afirman que los mercados favorecen a los países industrializados, que siguen comprando materias primas baratas en los países en vías de desarrollo, poseen la tecnología que necesitan los países menos desarrollados y tienen el suficiente poder económico para permitir la entrada de bienes procedentes de estos países sólo cuando les conviene. Este planteamiento fortaleció la creencia del Tercer Mundo en las virtudes del desarrollo autóctono. Los países menos industrializados sólo podrían crecer si se protegían con barreras arancelarias de las exportaciones provenientes del mundo industrializado; las inversiones realizadas por las empresas multinacionales terminarían perjudicando a estos países por lo que se desconfiaba de ellas; puesto que los mercados no eran capaces de fomentar un crecimiento equilibrado ni un cambio estructural, los gobiernos tenían que tener mayor intervención en la planificación para promover el crecimiento económico, lo que implicaba que las empresas del sector público realizaban aquellas inversiones que el sector privado no arriesgaba. Para algunos economistas, incluso la ayuda exterior de los países industrializados era contraproducente; se trataba de un instrumento neocolonialista que intentaba conservar el predominio de los países industrializados.

 

Teorías ‘ortodoxas’

 

El punto de vista de la mayoría de los economistas occidentales es bastante opuesto al anterior; según estos, los mercados desempeñan un papel favorecedor del desarrollo, y las políticas de intervención pública de los países menos desarrollados resultan, a la postre, contraproducentes. De hecho, los intentos por mantener bajos los precios agrícolas, y de forzar el ahorro de los agricultores para obtener plusvalías, impiden el crecimiento del sector agrícola y el estudio de la historia económica demuestra que este crecimiento es crucial para una futura industrialización. Aunque es posible que los mercados no generen el tipo de desarrollo que desean los países en vías de desarrollo, sus gobiernos no tienen la capacidad de gestionar las actividades económicas que emprenden. La inversión extranjera fomenta el desarrollo y permite transferir conocimientos tecnológicos. La ayuda exterior proporciona el ahorro suplementario y las divisas que los países pobres no pueden obtener por sus propios medios.